sábado, 25 de noviembre de 2006

Welcome to New Light!

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El caos con que escribo este blog hace que haya pasado casi una semana desde que aterrizé en Calcuta, así que no recuerdo exactamente mis primeras impresiones de New Light. Recuerdo que la llegada me impresionó, el camino desde el metro (en Calcuta tienen un metro estupendo, aunque sólo sea una línea) me mostró una visión diferente de la ciudad.

Menos ruido y menos jaleo que en Sudder Street pero igualmente bullendo vida y actividad por todas partes, cantidad de gente hablando en la calle, sentada en los bordes de las entradas a las casas, arreglando una moto en mitad de la calle...

La primera vez que llegas a New Light siempre piensas "¡Dios mío, ¿dñonde me estoy metiendo?", porque desde Calighat Road, que es una de las calles comerciales con más actividad que me he encontrado desde que llegué aquí, tienes que meterte por un callejón tan angosto y oscuro que ni siquiera lo ves cuando te dicen por dónde girar. Y dentro impresina bastante, un sub-barrio entero dentro, con el pequeño espacio estre las casas sirviendo de calles para poder moverte. Y al final de la "calle", ves un letrero luminoso contrastando con la oscuridad que te envuelve, puesto que a las 17.15 ya es siempre noche cerrada). Muy gráfico, como dijo Lara una vez, el cartel de New Light es una metáfora de las actividades que realizan, iluminando las zonas más oscuras, las que nadie quiere ver.

Y por fin los niños. Muchísimos niños por todas partes. Jugando, peleándose, gritando...los más pequeños dibujando y los mayores haciendo deberes. Nada más llegar ya me ví atrapado por un par de nenas que se te agarran a las piernas y ya no puedes escapar. Así que, casi sin presentarme ni con tiempo para que me enseñaran nada me metí de lleno a lo que había venido a hacer, a pasar el mayor tiempo posible con los críos, que aunque no me entiendan (ninguno habla Inglés y mucho menos Español) te comprenden perfectamente cuando les explicas algo por gestos y, lo más importante, agradecen el cariño que les das como sólo los niños saben hacerlo. Estos niños son además especialmente receptivos a las muestras de cariño, supongo que por las díficiles situaciones les ha tocado vivir.


Al final del día estaba tan cansado que dormí como un bebé. Tocaba recuperar sueño y darle un descanso al cuerpo y lo hice: ¡me levantaría al día siguiente a las cuatro de la tarde!.
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New Light

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Bueno, y ahora una entrada eminentemente técnica para que sepáis de qué va todo esto de New Light:

Para aquellos que estéis más interesados:
web site: www.uddami.org/newlight/
email: newlight@india.com


El objetivo de New Light es promover la igualdad de género a través de la educación y la formación así como reducir el daño causado por la violencia contra las mujeres y niños.

La sede se encuentra en Kalighat (Ward 83) en Kolkata, a cinco minutos andando de Nirmal Hriday, la casa de la Madre Teresa para enfermos terminales, en uno de los más antiguos barrios rojos (áreas con una elevada tasa de prostitución) de la ciudad. New Light es una organización laica sin ánimo de lucro que ha creado un lugar donde proteger y educar niños y especialmente chicas jóvenes en edad de riesgo (las niñas de según que zonas suelen verse obligadas a prostituirse en edades en torno a los doce años). El programa ha estado funcionando en los últimos seis años y proporciona un lugar seguro, oportunidades educativas, facilidades recreativas, cuidados médicos y ayuda legal para los niños, chicas y mujeres de su comunidad.

New Light no está involucrada con ningún grupo político y no aboga por la legalización de la prostitución. Se basa en la creencia de que la mayoría de las mujeres relacionadas con el comercio sexual son víctiams de sus propias circunstancias y elegirían una vida completamente diferente si tuvieran la oportunidad de hacerlo.

New Light ha desarrollado también un proyecto de desarrollo con especial atención en la prevención, cuidado y tratamiento del SIDA. Mujeres de todas las comunidades religiosas están invitadas a tomar parte en este programa.

Los principales programas de New Light son:

1.REFUGIO SEGURO.
Situado en la azotea de uno de los templos de la zona, está operativo las 24 horas del día, los siete días de la semana. Funciona también para que todos los niós de la comunidad puedan venir a jugar, leer, trabajar con el ordenador o simplemente relajarse después de pasar un duro día fuera.

2.ORFANATO.
Es el primer orfanato que opera en un barrio rojo que acoje niños de al menos tres meses de edad. La fuerza de New Light reside en sus horarios que ofrece a los trabajadoras del sexo la oportunidad de dejar a sus hijos custodiados de manera segura por sus cuidadores. 25 niñas en edad de riesgo de sufrir abusos usan el orfanato como un refugio seguro donde pasar la noche.

3.OPORTUNIDADES EDUCATIVAS.
Los niños disponen de educación correspondiente a guardería, educación primaria y superior. Además, como educación complementaria, se enseña Inglés y otros idiomas extranjeros a los niños mayores de diez años. Cuatro profesores experimentados les ayudan con sus tareas del colegio con especial énfasis en Matemáticas y Ciencias.

4.SOMA HOME.
En julio de 2005 New Light comenzó con unas instalaciones residenciales para niñas en edad de riesgo para evitar que fueran objeto de abusos. La casa fue llamada soma en memoria de una pequeña niña que murió prematuramente debido únicamente a la falta de atención médica.

5.REFUGIO PARA LOS DALIT.
Un centro multifuncional se ha comenzado para los niños "intocables". Los dalit o intocables son la más bajo son la casta inferior en la India, se les ha llamado tradicionalmente intocables porque se ocupan de las cremaciones de los cadáveres. Hay 35 estudiantes en el nuevo centro con dos profesores y dos cuidadores y reciben los mismos servicios que los niños del orfanato.

6.CUIDADOS MÉDICOS.
Todos los niños han sido vacunados para la Hepatitis B y MMR. Las vacunas y otros gastos están patrocinados cuando son necesarios. La clínica New Light está operativa cinco días a la semana con visitas de un médico general, un pediatra y un ginecóloco.

7.NUTRICIÓN.
Todos los niños atendidos en el centro reciben una cena completa cada noche cuyo menú cambia cada día de la semana. Alguno sniños con especiales necesidades nutricionales reciben comida regularmente.

8.MICROCRÉDITOS.
Un grupo de mujeres ha recibido pequeños préstamos para empezar sus propias empresas. La respuesta ha sido recibida muy positivamente dando valor a más mujeres a unirse en grupos de autoayuda.

Kolkata: aterrizando en la ciudad de los cuervos.

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Mi primera impresión de la ciudad es dificil de describir. Tantísima gente. Tantos colores intensos. ¡Tanto ruido!. Aunque parezca mentira, a mi vuelta Madrid me va a parecer una ciudad tranquila y silenciosa en comparación. Aquí usan el claxon en vez de los intermitentes así que lo habitual es que cada coche pite cada quince segundos más o menos. Y su manera de conducir es salvaje. Recuerdo que me impresionó cómo conducían en Estambul, pero los indios son mucho peores. Bueno, en realidad son buenísimos conductores, porque hace falta muchísima destreza para realizar las maniobras imposibles que hacen continuamente y conseguir pasar a milímetros del coche de al lado sin chocar. Eso sí, ningún coche tiene retrovisor externo porque no le duraría entero ni media hora.

Es impresionante la cantidad de gente que hay en todas partes, bulle vida y actividad en cualquier rincón. Aquéllos arreglando un radiador de coche en mitad de la acera. Otros enjabonándose todo el cuerpo aprovechando una fuente pública en mitad de la calle. Los hay que comen, que caminan, que piden, que esquivan coches, que van en bicicleta, en moto, en rick-shaw (una especie de carricoche en tres versiones a motor, a pedales con la parte delantera de una bici enganchada y un indio pedaleando y la más dura: la carreta que arrastra un indio con sus propias fuerzas).

La primera vez que te plantas tú solo en el centro de Calcuta impresiona mucho. Sobre todo si vas cargando con todas tus cosas, que parece que sólo te falta un cartel que diga "acabo de llegar". No sientes inseguridad pero te sientes observado. Todo el mundo te mira, de una forma muy directa, sin medias tintas, de arriba a abajo sin disimular. De una forma con la que nadie mira en España salvo quizá, los niños.

Y si tu primer contacto es además en Sudder Street la sensación es aún más intensa. Ahora me encuentro continuamente con guiris de cualquier rincón del globo en Sudder St. pero cuando llegué por primera vez me dió la impresión de ser el único blanquito en muchos kilómetros a la redonda.

Los hoteles de Sudder son un refugio para el viajero, no tanto por la calidad del hotel (en España no te meterías en un sitio así ni de coña) sino por la gente que se hospeda, la inmensa mayoría gente joven que han venido a Calcuta a pasar una temporada como voluntarios, casi todos con la Madre Teresa. Los hay que pasan cortas temporadas aquí, de dos o tres semanas pero hay muchos que vienen para quedarse unos cuantos meses. Algunos incluso es la segunda o tercera vez que vienen (conocí alguno que llevaba ocho años viniendo a Calcuta seis meses, pero eso ya es un caso excepcional).

Hay gente de todos los rincones del globo y muchos españoles. Es curioso que en todos los países en que estuve siempre me encontré que los españoles que estaban por allí formaban piña, se relacionan con el resto de la gente por supuesto, pero tienden a formar "gueto" entre ellos. Aquí pasa un poco lo mismo, sobre todo en el Hotel María que está llenito de españoles.

Hay muchos hoteles en Sudder, pero llegué en un momento en que estaban todos llenos y al día siguiente dormí tanto para recuperar los dos días que llevaba sin dormir (una noche en vela haciendo la maleta y la otra con todo mi equipaje en el aeropuerto de Delhi esperando que amaneciera para coger mi vuelo a Calcuta) que me levanté casi a las cinco de la tarde y claro, a esa hora no hay forma de encontrar habitación.

Afortunadamente un contacto que llevaba desde España me "invitó" a dormir en su habitación hasta que encontrara cuarto. La situación fué un tanto extraña, porque era un cuarto de cuatro personas en el que sólo dormían dos españolas (siempre había estado ocupado por cuatro personas, pero justo el día antes de mi llegada dos se habían vuelto para casa). En principio a mí me resultaba lógico que pasara a ocupar una de las camas, pagando la parte proporcional del cuarto, por supuesto, pero por lo visto ellas preferían no compartir más y querían pasarse el resto de su estancia con el doble de espacio y el doble de camas de las necesarias aunque también tuvieran que pagar el doble. Bueno, aunque a mí me parezca absurdo, (si hubiera sido una doble lo podría entender perfectamente, prefieres no compartir pero pagas una doble porque las individuales no tienen baño, pero si ya estaban compartiendo no entiendo que no dejen meterse a nadie más) pero bueno, allá cada uno con su forma de hacer las cosas, así que sólo me quedaba agradecerles que me acogieron un par de noches hasta que encontré mi propio cuarto. El colmo de lo cutre vino cuando a la semana me pidieron pasta por haber dormido con ellas. Si no querían compartir se supone que estaba "invitado" en su casa, como cuando le dices a un colega que pase la noche en la tuya. Nunca se te ocurriría cobrarle por la mañana.

Mi primera habitación en Calcuta:



Este tipo de situaciones las viví unas cuantas veces más. Me he encontrado con gente que alardea de ser voluntarios con la madre Teresa de Calcuta pero que luego no son solidarios con el que tienen al lado ni en el más pequeño detalle. Gente que farda de cooperante y desprendido pero que te dejarían tirado a la primera de cambio, una hipocresía y doble moral que me deja muy descolocado. ¿serán conscientes de sus propias incoherencias?. Son probablemente minoría pero te hacen desconfiar de las verdaderas intenciones de los demás. Afortunadamente luego me encontré con gente que vale tanto (saludetes desde aquí a Berta, Luchi, Lara y compañía) que te hace olvidarte de esa gente de la que nunca me fiaría.

Mi situación era un tanto extraña además, puesto que yo no me considero voluntario, sólo he venido un par de semanas a Calcuta para echar una mano con los niños de New Light pero enfocando desde una perspectiva más personal que altruista en cuanto que la experiencia me iba a enriquecer mucho por la gente que sabía que iba a conocer, por la satisfacción de estar trabajando con niños, (que te ensanchan el corazón) y porque en el fondo me daba la posibilidad de sentir la "realidad india" al pasar en la ciudad una estancia más larga de lo normal de lo que estaría un turista cualquiera. De hecho, un turista estándar ni siquiera hubiera pasado por Calcuta.

Mis primeras impresiones de la ciudad:


La última era una foto de unos niños volando una cometa, símbolo de que la vida siempre se abre camino (aunque sea a mordiscos) frente a la adversidad. Casi no se ve a los niños (se agacharon en ese momento pero están en la azotea del edificio) y la cometa sale justo de perfil así que como nos os lo imaginéis...pero he puesto la fotografía como símbolo de que no importa cuáles sean tus planes en Calcuta, al final la ciudad decide por tí y te los cambia en el último momento, como decía Günter Grass (creo): "Calcuta caerá sobre tí, ¡y de qué manera!"

Así estaba, recién llegado a Calcuta, con una mentalidad más de observador que de voluntario, intentando descubrir qué se movía debajo de tanto caos. Aunque estaba terriblemente cansado no pude irme a dormir, es casi imposible para un recién llegado: tantos estímulos, colores chillones, sitios que ver y gente que conocer me mantenían despierto así que me fuí directamente para New Light aunque ni siquiera había tenido tiempo para echarme una siesta.
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Llegada a Calcuta.

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La sala de espera del aeropuerto de vuelos domésticos de Nueva Delhi es completamente distinta a todas las que he pisado hasta ahora. Hay muchísima gente sentada en sofás de colores horribles cuyos muelles se te clavan como si no hubiera tela de por medio. Me da la sensación de estar en una película, en la consulta ilegal de un médico sin licencia ni carrera que va a realizar alguna operación peligrosísima sin tener siquiera los intrumentos adecuados. Supongo que es una descripción muy extraña, pero me podía imaginar perfectamente al medicucho de los simpson saliendo por una de las puertas con las manos ensangrentadas preguntando por el siguiente paciente.

Creo que me dormí en el avión antes incluso de despegar, de tan cansado que estaba y me desperté cuando ya estábamos aterrizando, a tiempo para tener una primera impresión de la India desde las alturas. Para mi sorpresa, era como medio selvático, con palmeras y ríos por todas partes rodeando las casas, aunque luego ya me dí cuenta de que éso eran las afueras de la ciudad únicamente.

A partir de este momento todo ha sido relativamente fácil para mí en la India: sin problemas con las maletas (Pilar, fliparías con la cinta de recogida de equipajes, a 20 metros de la calle y toda la terminal diáfana, sin paredes, jajajaja, antes de pillar mi maleta ya podía ver la gente y los taxis y todo el barullo indio).

Prepaid taxi por 200 rupis para una hora de trayecto y a flipar con lo que veía desde la ventanilla.

Calcuta: primeros contratiempos.

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Medianoche. Cuando llegas a Delhi desde otro país y piensas seguir viajando dentro de India tienes que cambiarte a la terminal de vuelos domésticos que está en OTRO AEROPUERTO a 15 km. Bueno, pues se coge el shuttle bus del aeropuerto que haga el rceorrido y punto, ¿no?. Casi, en la India, para un recién llegado, las cosas funcionan diferente.

Le pregunto a un tipo con uniforme (digo yo que él sabrá) y me cuenta que he perdido el último autobús y que el siguiente no saldrá hasta las siete de la mañana, así que o cojo un taxi o perderé mi vuelo y sin decirme nada más agarra el carro donde llevo todas las maletas y me lleva fuera a la parada de taxis. Mierda. Ni dos minutos en la India y ya están intentando liarme. me han dicho mil veces que al llegar al aeropuerto coja los pre-paid taxis, esto es, que pagas por adelantado una cantidad fija para que luego no te cobren lo que quieran. Odio esas situaciones en que estás casi seguro de que te están intentando timar pero no te piras porque cabe la posibilidad de que el tipo sólo te esté intentando ayudar y le ofendas al dudar de sus intenciones.

Aún así, le doy las gracias y me vuelvo a la terminal yo solete a buscar un mostrador donde ponga pre-paid taxis. Fácil de encontrar, ya que no hay nada más pero en vez de mostrador es una especie de chiringuito cutre. Hago la cola y cuando ya me toca el indio que está detras del cristal sale y me coje el carro de las maletas y me dice que me lleva a un taxi, que no hay problema.

¿Otra vez?. No sé si todos los indios son tan serviciales o si directamente creen que los guiris somos tontos. Le paro, mis maletas sólo las llevo yo (no tengo miedo de que se ponga a correr con una maleta de 20 kilos en la espalda pero estamos rodeados de mogollón de gente y le sería supersencillo esconderse con mis cosas entre la multitud). Ok. Aflojo un poco y cedo. Acabo de llegar, estoy cansado y todavía tengo que llegar al aeropuerto internacional y pasar la noche allí. Decido que mejor le pago las 65 rupias que me pide (poco más de un euro) y me olvido de momento de los pre-paid taxis. Eso sí, las maletas conmigo en el asiento, nada de que las meta en el maletero del coche.

Nada más montar al taxi ya veo que intentará liarme, porque si el aeropuerto está cerrado y que mejor me lleva al hotel del aeropuerto que está pared con pared, bla, bla, bla. Mira chavalote: o me llevas al aeropuerto o paras el taxi. Y si está cerrado ya me las apañaré yo. Parece sencillo de decir pero tuve que repetirselo tres veces para que entendiera que no estaba dispuesto a meterme en ningún hotel para cuatro horas. Por la ventanilla no sé ve nada, todo está sumido en la más completa oscuridad salvo las luces que iluminan la carretera. En quince minutos ya hemos llegado y me sorprende ver la cantidad de policía que hay. En realidad más que policías parecen soldados porque van de uniforme caqui y portando metralletas. La verdad es que acojonan, sobre todo cuando ves que uno de ellos está en una especie de garita coronada por sacos de arena a modo de trinchera.

Saco un billete de cien rupias asumiendo que probablemente me liará diciendo que no tiene cambio, yo acabo de cambiar pasta y no tengo billetes más pequeños, (por cierto, en los aeropuertos de la India sólo se puede cambiar dinero en la parte internacional, así que ojo que más de uno se ha encontrado sin una rupia en mitad de la India y es una locura). Para mi sorpresa al taxista los 100 euros no le parecen suficientes, dice que habíamos quedado en 695 rupias. Me devuelve el billete y pongo cara de "¡oh!, perdóneme, debo haberme liado" y mientras finjo buscar la cartera echo mano de mi equipaje y lo saco a la calle (menos mal que no le permití meter nada en el maletero). El tío tranquilo porque cree que de verdad voy a pagarle. Me tomo mi tiempo para montar acoplar todas mis cosas en un carro que estaba en mitad de la calle, de hecho, el único que había y entonces le digo que podemos hacer dos cosas, que se quede el billete de cien aunque es más de lo que habíamos acordado (ya me da igual y al fin y al cabo son sólo dos euros) o, si insiste en los 695, que podemos acercarnos a hablar con el poli de la trinchera.

El tío evidentemente protesta pero como ve que me voy y tampoco le interesa montar el número ni que se acerque nadie accede a pillar el billete (en realidad primero me bajó el precio a 125 rupias pero claro...después de haberme pedido 695 es una ofensa que lo baje tanto porque está admitiendo implicitamente que me quería timar). Tentado estuve de no darle ni una rupi, pero probablemente hubiera sido muy mala idea.

Ok. Un problema menos. ¿y ahora?, el aeropuerto parece que efectivamente está cerrado, no hay un solo coche ni nadie por las aceras, exceptuando los taxis que pululan por allí y los indios que buscan incautos para llevarles a su hotel. ¿Tendría razón el taxista y me equivoqué exigiendo venir al aeropuerto?. En la entrada principal hay un par de policías-soldado y les cuento mi historia. No problem, tras mostrarles mi billete de embarque me dejan pasar a una terminal semifantasma. Busco los mostradores de facturación de Jet Airways y descubro que no estoy sólo, una docena de viajeros con sus maletas están esparcidos por los asientos esperando para facturar.

Estoy cansadísimo pero afortunadamente bastante espabilado. Es la una de la mañana. Tengo por delante cinco horas hasta embarcar, aunque probablemente los mostradores de facturación los abran un par de horas antes. Le pregunto a un indio jovencillo bastante majete y me cuenta que el trayecto en taxi entre el aeropuerto internacional y el nacional debería costar alrededor de 150 rupias. ¡je!, al final no me ha salido mal la jugada, 0-1 a mi favor. Bueno, en realidad 1-1 porque el chaval me cuenta que acaba de llegar en el shuttle bus, que sólo pasan una vez cada hora pero que hay servicio durante toda la noche. ¡Pero si pregunté a un tipo que trabajaba en el aeropuerto y me dijo que hasta las siete nada!.

Ok. Habrá que asumir aquí que intenta timar hasta la gente de la que normalmente nunca desconfiarías.