miércoles, 13 de diciembre de 2006

Nada en mitad de la nada.

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Konark es como estar en mitad de la nada pero con playa y sin turistas occidentales, lo que quiere decir que no te acosarán a cada paso para comerte la oreja. Y eso es una gran ventaja. Es un remanso de paz en mitad de mi viaje para tomar el sol, tomar fuerzas y decidir qué hacer después.

El placer de poder bañarte en el mar en diciembre cuando sabes que en España se están congelando es incomparable. Con un sol que pica lo justo y mar bravío, con olas pero sin peligro, puesto que te puedes tirar andando quince minutos en el agua sin que llegue a cubrirte.



En Konark está además el Templo del Sol, un lugar maravilloso al que mis fotografías no hacen justicia, había una luz de atardecer muy romántica y apropiada pero completamente inadecuada para mi camarita. Este templo es muy conocido en India y hay por todas partes turistas indios que vienen, llenando a rebosar docenas de autocares turísticos, para pasar apenas unas horas en la zona, es decir, con el tiempo justo para no molestarme en la playita.

martes, 12 de diciembre de 2006

Leaving Kolkata.

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Acaba un ciclo.

Al final me he pasado dos semanas y media en Calcuta. Bastante más de lo que tenía planeado, pero era necesario porque entre los días que estuve malo y los que perdí para resolver el robo de pasaporte se me fueron 4-5 días (justo los que yo planeaba tener de extra para viajar).

Además, antes de la primera semana no sabes de qué palo va cada uno, pero a partir de entonces, del trato de todos los días, ya los vas conociendo y es cuando comienzas a sentirte muy agusto con según que gente y te empieza a dar pereza salir de Calcuta. Anoche hicimos una cenita de despedida a lo grande, en un italiano de caché (pagamos casi cinco veces más de lo que estamos acostumbrados) y además de que fué un gusto por descubrir que al otro lado del mundo sigues encontrando gente que te cuida aunque casi no te conozca; también fué un placer para los sentidos: lasaña de espinacas para morirse del gusto...aaaayy, ¡cómo la echo de menos!, jajaja.

Os dejo unas fotillos de mi hotel, el Paragon y de cómo convertir una habitación con dos camas en una con una sóla y un superescritorio, jeje.



Hoy me ha tocado hacer de enfermero de mi enfermera, Lara tiene un pinzamiento en la espalda que apenas le deja moverse así que al lío: llamar al seguro y ayudarla para todo, y yo encantado de poder devolverle el favor. Además, la pobre quería cambiar su billete de avión para retrasar la vuelta un par de meses y como no consigue contactar con la British Airways se está acercando peligrosamente el día de volverse. Todo a la vez, como siempre.

Echaré de menos a mucha gente pero tengo ganas de cambiar de aires, de descubrir la India y de cambiar de mirada, intentar quitarme el filtro occidental de los ojos para apreciar las cosas tal y como se me presenten. Ya veremos que me encuentro.

Os dejo un par de selecciones miscelánea con las fotos que no he incluido hasta ahora en las entradas anteriores.




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lunes, 11 de diciembre de 2006

Rod Pereira.

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Aprovechando que ya parece que estoy bueno y que mañana salgo de viaje, he querido recuperar por última vez el espíritu de investigación acerca de las motivaciones de la gente en Sudder Street y los diferentes proyectos en que andan metidos.

Hoy le toca el turno a Rod Pereira, un australiano que a primera vista parece tan fuera de lugar en Calcuta como su paisano Cocodrilo Dundee. Imaginad la estampa: sombrero de ala ancha al más puro estilo salvaje oeste (me imagino yo que será típico de Australia), fuertote y cuadrado, tipo armario y vestido como si le esponsorizara la marca Coronel Tapioca. Lo primero que piensas es "Ufff, éste acaba de llegar y no va a durar ni dos días". Todo lo contrario.

Llegó en el 2001 por primera vez a la India para pasar seis meses con Volunteers of Charity, pero no supo nada de ellos en las primeras seis semanas (ya dije en algún momento que aquí las cosas funcionan a otro ritmo muy distinto al que estamos acostumbrados) y para cuando le llamaron ya estaba metido en otros proyectos más interesantes que él solito había descubierto.

En el 2004 volvió de nuevo a Calcuta para un par de meses y regresó en el 2005 con intención de quedarse a corto-medio plazo; ya lleva aquí 18 meses y creo haber entendido que su proyecto no terminará hasta dentro de cinco años. Rod es un tío inteligente y práctico (ésto último no abunda por aquí), no se ha venido él solito a Calcuta a cambiar el mundo en plan Robin Hood. Ya sabe lo que hay y cómo funcionan las cosas, no es un recién llegado, así que se ha buscado un grupo de gente que le apoya desde Australia y le financia su proyecto por medio de subvenciones y ayudas gubernamentales, supongo que a través de alguna ONG expresamente creada para ello. Ellos se ocupan de la parte administrativa y Rod es la cabeza visible en Calcuta.

Cuando digo que es un tipo con la cabeza bien puesta no sólo lo digo porque se haya buscado financiación externa, sino porque todo lo hace con el concepto de desarrollo sostenible. Por supuesto que acepta encantado la ayuda de los voluntarios extranjeros que pasan temporadas más o menos cortas en Sudder Street, pero no depende de ellos, el núcleo de su equipo son indios locales. Y esto que parece tan sencillito es básico y la mayoría de los proyectos que conocí hasta ahora (incluyendo New Light en cuanto a enfermeros) se olvidan de ello. ¿Qué pasará cuando falten los voluntarios?. Nada si te has preocupado de formar gente local y dar forma a un proyecto que cree empleo para ellos.

Básicamente, Rod trabaja simultáneamente en tres proyectos:

1.El Food Program que se encarga de alimentar selectivamente a los más desfavorecidos que malviven en la estación. Cuando digo selectivamente me refiero a que los indios de su grupo saben de sobra que gente son los más necesitados, y se trata de hacerles un seguimiento alimenticio para que no mueran por desnutrición. La idea es evitar a toda costa un reparto aleatorio de comida que al final únicamente beneficiaría a los más fuertes y que sería, y nunca mejor dicho, pan para hoy y hambre para mañana.



Y llevar una "clínica" ambulante (Rod es enfermero) a aquellas zonas donde no llega la asistencia médica e intentar inculcar la importancia de la higiene en los más pequeños para evitar infecciones:

2.Los Lunes y Miércoles en la aldea de Dapha (junto a uno de los vertederos más importantes de la ciudad; en la primera de las fotos que puse antes, cuando se aprecia una montaña al fondo no es sino una montaña de escombros y basura).

3.Los Martes y Jueves en un aldea un poco más alejada perteneciente a la zona musulmana cuyo nombre no consigo recordar (yo sólo estuve en Dhapa, quizá por eso no se me quedaron los dos nombres).

Quien quiera más información que se meta en su web site: www.calcuttastationsmission.com o que directamente haga click aquí.


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domingo, 10 de diciembre de 2006

Recuperándome.

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Llevo dos días aburrido de la vida. De la cama al váter y del váter a la cama. La diarrea típica de Calcuta se ha convertido en una diarrea del quince y el sábado hice tantísimas visitas al baño que llegué a plantearme seriamente la idea de mudarme allí directamente. Al menos me ha pillado en Calcuta y no viajando (¡Y con baño propio, que en las otras habitaciones no tenía!).

Aviso a navegantes despistados: el Fortasec te corta la diarrea de golpe pero no te quita la infección (o el bicho o lo que sea que te haya puesto así), así que vuelve a aperecer y por tanto sólo es buena opción cuando tengas que viajar o algo así y no quieras irte por la pata abajo por los pasillos; el Sulfintestín nosequé va perfecto cuanto además de diarrea tienes fiebre pero no es antipirético, es decir que para bajar la fiebre (que ya me llegaba a los 39º) hay que usar algo extra (tan sencillo como el paracetamol).

Esto lo cuento porque me tiré un día entero a base de sueros y Sulfistentín pero la fiebre no me bajaba (¡claro!), menos mal que estaba puerta con puerta con mis enfermeras favoritas que se engargaron de cuidarme y tirarme de las orejas.

Un par de días en casa a base de sueros y el siguiente sólo me atreví a bajar al internet (ya se había demostrado que en caso de apretón sí que da tiempo a llegar...) y comiendo arroz blanco aburridísimo.

Odio estar malo.
Además, como casi nunca me pongo enfermo no estoy acostumbrado y me pongo insoportable. Menos mal que duró poco.

Por razones evidentes no acompañaré este post con fotos ni vídeos, jajaja.
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viernes, 8 de diciembre de 2006

Fé de erratas.

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Las entradas correspondientes a los días tres y cuatro de diciembre han estado esperando en formato borrador a que se solucionara el problema. Allí cuento por encima cómo me robaron el pasaporte (!!) y todo lo que fué pasando después.

A día de hoy ya tengo visado para salir del país y poder volver a España a tiempo de tomarme las uvas así que puedo escribir tranquilamente sobre ello sin que a mi madre le de un ataque.

Para leerlo todo simplemente retrocede en el blog.
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jueves, 7 de diciembre de 2006

De templos por Calcuta.

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El día de hoy ha sido una parada necesaria en mitad de la vorágine.
Normalmente no tengo nada planeado, excepto por las tardes con New Light, pero al final nunca paras: bajas a desayunar y te encuentras con los de siempre y ya estás liado o conoces gente nueva que no sabe moverse y les llevas (o te llevan ellos a tí). No importa cómo se dé el día, al final no vuelves a la habitación hasta las mil, con la sensación de haber estado en muchas partes y haber conocido mucha gente (empiezo a pensar que demasiada) pero sin saber exactamente en qué empleaste tu tiempo.

Así que uso mis escapadas como turistoide a modo de isla para alejarme de la espiral caótica que es Sudder Street.

Hoy ha sido un día casi perfecto. Luis nos ha llevado al Belur Math (Monasterio de Belur), institución creada por Vivekananda, principal discípulo de Ramakrishna para que los jóvenes pudieran dedicarse a su propio progreso espiritual y al servicio de la humanidad (!?).

Yo como siempre, a mi aire, ambiente espiritual y solemne que no me calan pero que sí difruto; esa tranquilidad que inspira el lugar, como si hubieran encerrado un pedacito de Calcuta en una burbuja y se hubieran dejado todos los ruidos y los humos fuera. Hubiera podido quedarme toda la mañana charlando sobre el Ganges y el Karma (o sobre cualquier otra cosa, que mientras me acariciara el solete en mitad de ese remanso de paz cualquier tema me parecería bien), pero no había tiempo si queríamos visitar el templo de Kali y como buenos turistoides salimos corriendo para no perdernos el último bote que cruza el río Howgli.

En India las cosas funcionan a su propio ritmo (que casi nunca es el tuyo) así que nos tiramos un buen rato esperando para poder cruzar. ¡Y qué maravilla!, apoyados en un embarcadero con el solete tostándonos (ups...¿se me había olvidado mencionar que aquí hace unos 20º y que andamos en camiseta en pleno diciembre?, jejeje) y el rumor del río a nuestros pies; hubo incluso quien creía oler el mar y algunos de nosotros llegamos a ver incluso delfines de agua dulce (pero con el tiempo creo que incluso yo mismo dudo de ello...sería alguna alución colectiva fruto del calor y el karma o algo así...)

El Templo de Cali bastante chulo, aunque un poco como para gente bien, la verdad, me gustó más el que hay en pleno centro de Calcuta, junto a Calighat, que es mucho más sucio y más auténtico: todo el mundo medio en trance, gritando y empujándose por estar junto a la diosa de la lengua fuera (la diosa Cali en su irrefrenable ansía de matar enemigos se acabó cargando a su propio marido y esta "ceguera de rabia" la representan con una lengua larguísima, como diciendo que estaba fuera de sí), y que además, la gente es mucho más histriónica cuando se están sacrificando corderos, y aunque sea una salvajada es mucho más interesante para un guiri en busca de experiencias culturales como yo.

Así que lo único que me gustó del Templo de Cali que está junto al río fué el propio río, el solete que hacía y los templos dedicados al linga-joni, que por lo visto hay un par de dioses que no tienen casi cuerpo porque están reducidos a la mínima expresión, esto es, sus propios miembros; el linga (pene) y el joni (vagina) y está todo lleno de representaciones de un linga entrando en el joni. Para el que piense que es demasiado gráfico y que los indios deberían aprender un poquillo de sutileza añado una curiosidad más: una de las maneras de rendirle tributo al dios linga es derramar leche sobre la escultura del pene. Ahora sí que ha quedado completamente gráfico, ¿eh?, tribal, incluso. La parte buena es que los chicos se lo curran y la leche va por unos conductos especiales para almacenarse en unos depósitos y luego la reparten entre la gente pobre (la leche y todo lo que haya ido arrastrando por el camino, que aquí no tienen escrúpulos para nada).

Como última curiosidad, aprovechando el tema que se está tratando, un aviso a todas las "navegantas" que se llamen Laura y quieran viajar a la India: Cuando os pregunten decid que os llámáis Lara o algo parecido porque Laura significa, literalmente, polla, y claro, da lugar a bastantes malinterpretaciones, así que ya sabéis.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

De profesor en Kabardanga.

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Hoy es el primer día del profesor de Español en el orfanato del Brother Xavier. Así que el plan era ir hasta Kabardanga para ayudarle en su primera clase y pasarle unas frases básicas que encontré en internet antes de venirme, cosas útiles en bengalí tipo "¿cómo te llamas?, ¿cuantos años tienes?" y ese tipo de cosas para que pueda interaccionar un poquillo con los chavales. Aunque lo que mejor le va a venir es lo que he aprendido en directo cuidando de los chavales de New Light, una serie de frases necesarias para controlar nenes de menos de diez años: rollo "siéntate", "silencio", "espera", "ven aquí", "mira"...y un jueguito de esos de dar palmadas que aquí se saben absolutamente todos los niños y que flipan cuando te pones a cantar con ellos "O pila, kacha pila, ki kacha?, lemu kacha, ki levu?, pati levu, ki mom?, pati mom..."

El problema es que en la India nunca salen las cosas como las planeas. Tuve que dar la primera clase yo solito porque se suponía que Fran regresaba ayer de Nepal (viaje relámpago de cuatro días) pero por no se qué problemas técnicos todavía no había podido aterrizar.



Trabajar con niños es muy gratificante pero muy complicado. Cuando estás jugando con ellos pueden resultar agotadores, pero lo de darles clase...ufff (¿Cómo te las arreglas tú, Dianita, que lo tienes que hacer todos los días?). Lo de conseguir mantener su atención durante más de tres minutos seguidos es una utopía. Tienes que hacer la clase muy dinámica y preguntar constantemente acerca de lo que acabas de explicar, yo preguntaba a todos aleatoriamente pero muy de seguido para que se lo tomaran como un juego y cuando pillábamos a alguno distraido y no respondía toda la clase se reía (buen rollito, ojo) y el chaval se apresuraba a responder aunque no tuviera ni idea de qué había preguntado.

Me flipó que cuando necesitaban ir al baño, todos preguntaban "may i go to the toilet?" y al volver: "may i come in?"...retacos de 8-10 años en mitad de un puebluco de la india pero tan bien educados en la formalidad occidental.
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martes, 5 de diciembre de 2006

Boda en New Light.

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Una de las cuidadoras se casa hoy y algunos voluntarios han sido invitados a la boda, cuando llegó el momento de las invitaciones yo todavía andaba por los madriles, una pena.

A todos les hacía ilusión asistir pero porque no sabían dónde se metían. Vestirse de forma adecuada para una boda india no es sencillo, sobre todo para las chicas. Una semana eligiendo el saree y que te lo arreglen a tiempo, buscar zapatos a juego, brazaletes, bindis (creo que llaman así a ese "lunar" que se colocan a modo de tercer ojo, pero a estas alturas ya no estoy seguro - antiguamente tenía un significado de sabiduría, de saber ver más allá, pero en la actualidad la mayoría sólo lo llevan por moda), que además si no tiene un diseño increiblemente hortera no se considera adecuado para una boda.

Fué muy divertido ver a las chicas de New Light vestidas según la tradición hindú y pese a que se sentían disfrazadas, la mayoría estaban guapísimas.



Una penilla cuando me contaron al día siguiente que pese a llegar a eso de las 19.00 al lugar donde se celebraba la boda se tuvieron que volver a medianoche sin haber tenido la oportunidad de ver la ceremonia, porque en India las cosas funcionan de otra manera: primero va un pseudo-banquete y después la ceremonia y después fiestas y comidas de celebración durante tres días enteros. En este caso el primer convite se alargó tanto que todos se tuvieron que volver sin ver lorealmente interesante porque a según que horas resulta completamente imposible encontrar un taxi. Cuando la ciudad duerme, los taxistas también.

Para una descripción mucho más completa y detallada, (que para eso estuvo allí) pasáos por el blog de los jaeneros o saltar a la entrada correpondiente directamente desde este link.
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lunes, 4 de diciembre de 2006

Solucionando el problema.

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Se supone que en Calcuta no hay Consulado ni Embajada de España ni nada que se le parezca, pero no es cierto, rebuscando en internet desde Madrid, encontré la dirección del Consulado Honorario de España en Calcuta.

Para los futuros percances de españoles en Calcuta, colgué un par de anuncios en el Hotel María y en el Paragón con los datos y un teléfono de emergencia que funciona las 24 horas. Está escrito con pilot verde y no hay forma de no verlo, pero para los demás, pongo aquí los datos para que todo el mundo tenga acceso, por si acaso:

Consulado Honorario de España en Calcuta:

C/O TIL LIMITED
1, TARATOLLA ROAD, GARDEN REACH
CALCUTTA - 700 024
PHONE: 2469-5954
FAX: 2469-1283


Embajada de España en nueva Delhi:

12, PRITHVIRAJ ROAD
NEW DELHI - 110011
PHONE: (011)4129 3000 (extensión 305, directamente con Isabel)
FAX: (011)4129 3020/3008

EMERGENCY NUMBER (24 H) 09810174160

Pues nada, que te plantas en el Consulado Honorario (que yo creo que debería ser "Honorífico", pero bueno) imaginando otro chiringuito como la estación de policia y para nada: control de entrada, sala de espera, recinto propio con varios edificios, casi podrías estar en España. La secretaria del cónsul, una india muy maja y muy eficiente, te dice que no hay problema y que se puede resolver todo directamente desde Calcuta, pero entonces llama a la embajada en Delhi y al otro lado del teléfono, Isabel te explica en castellano que no, que hay que ir a Delhi a conseguir un salvoconducto y con ello al Foreign Regional Registration Office para que te den un Exit Visa, esto es, un permiso para poder salir del país.

Bueno, no hay problema, tengo mi vuelo de vuelta a España desde Delhi así que ya me pasaré a solucionarlo cuando me pille un poco más cerca.

Como última anécdota del día, Isabel se quedó muy sorprendida cuando le pregunté si no tendría ningún problema por tener mi declaración oficial a la Policía manuscrita en un cacho de papel. Por lo visto soy afortunado por tener papel. Dice que ha recibido informes escritos en papel de periódico o incluso en parel de váter(!!!).
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domingo, 3 de diciembre de 2006

Hastings Police Station.

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Lo primero que hay que hacer en India si te roban el pasaporte es ir a denunciarlo a la estación de policía más cercana. Y la aventura tuvo su gracia (si no fuera porque el damnificado fuí yo).

Imagináos el percal: pilla un taxi y le explica a un indio que te lleve a la police station. Con su Inglés a lo indio no pilla nada a la primera (ni a la quinta) a menos que sean los sitios típicos así que estás un buen rato jugando a los gestos para que el pobre pueda imaginar lo que quieres. Vale. Por fin lo entiende pero no sabe dónde está. Aunque tú no te das cuenta hasta mucho rato después porque el tío jamás admitirá que no sabe una dirección y mucho menos que se ha perdido (algo así como el estúpido orgullo masculino elevado a la enésima potencia). Da mil vueltas. Y tú ya has decidido lo que le vas a pagar aunque el taxímetro siga corriendo pero lo ñunico que quieres es llegar de una vez. Y, por fin, después de preguntar a unos y a otros, consigues llegar a la estación de policía.

Voy a ser un poquillo pesado con el tema pero, ¿a qué cuando alguien dice las palabras "estación de policía" como que ya tienes una imagen en la cabeza?, ok, vaguetes uniformados que te pondrán muchos problemas para arreglar algo y eso después de rellenar mogollón de papeleo cuyo único propósito parece hacerte desistir, pero que al final sirve para algo y te vas con la sensación de que quizá encuentren lo que te han robado, ¿no?. Al menos un sitio presudo-oficial, grandote, con muchos polis entrando y saliendo en el que te puedes quejar agusto aunque no vayan a resolver nada.

Eso pensaba yo. Ahora imaginad el típico puesto de perritos calientes que te encuentras por la calle, ¡¡¡la estación de policía era algo equivalente!!!, (a los que me leáis y hayáis estado en Sudder imaginad que el chiringuito del Tirupati en vez de servir comida es una police station).Impresionante.

Vale, estoy en la India y aquí las cosas se hacen de otra forma, un poquillo de paciencia y a ver si al menos me toman declaración. Para no ponerme pesado con lo que yo esperaba y lo que pasó, mejor os cuento directamente lo que pasó y vosotros mismo sacáis conclusiones.

En la police station no hay ordenadores, ni máquina de escribir, ni un mísero folio siquiera (ahora se entiende mejor lo del chiringuito que decía antes, ¿verdad?), así que mandan a uno de los tipos a por papel y vuelve con un DIN-A0, que viene a ser cuatro veces más grande que un folio normal, y lo parten directamente con la mano, en cuatro cachos, y yo con los ojos como platos porque el papel era tan finito y parecía tan viejo (como si hubiera estado esperando por años dentro de algún cajón) que hubiera dicho que se iba a deshacer entre sus manos. Y entonces me pasan algo que no creí que nunca volvería a ver, una reliquia del pasado: una hoja de papel carbón para que pudieran quedarse una copia de mi declaración. ¡Papel carbón!. Que levante la mano el que pueda decir que todavía conserva alguna hoja en casa. ¿Nadie?.

Y ahí me sueltan que escriba en Inglés lo que ha pasado. Y como no me dan más guía y yo me enrrollo que da gusto con los detalles le paso un folio entero con todo lo que se me pasaba por la cabeza en ese momento.

Me salto la parte en la que el policía decía que estaba todo bien excepto que donde decía "stolen" (robado) tenía que poner "missing" (perdido); estaba claro que el pavo quería escurrir el bulto y no dar ni chapa, que si lo he perdido es culpa mía y si me lo han robado tienen que buscarlo ellos. Me niego a firmar algo que no es cierto, se pone farruco, le pregunto su nombre y me da largas, le exijo que me diga su nombre y ¡se niega!. Pues eso, que después de mil batallitas y de pasar por tres "oficiales de policía" diferentes, por fin doy con uno que va enterito de uniforme y que sabe hacer su trabajo. Me deja poner "stolen" y me ayuda un poco con el informe explicándome qué es importante poner y qué no. Total: un par de horitas de nada.

Ya tengo el original de mi declaración, sellado por la estación de policia y con numeritos y datos oficiales (sonaría mejor sino estuviera manuscrito, con mi propia letra, en un trozo de papel que se ve que está cortado a cachos, pero bueno). Pues con ese papelillo cutre y una fotocopia de mi pasaporte que llevaba conmigo llevo titando desde entonces para moverme por el país. Sin problemas, y eso que en todos los hoteles te piden el pasaporte para poder darte una habitación, pero en cuanto ven mi papel de la police station, se cuadran como si lo hubiera escrito en letras de oro y cuela.
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Welcome to Kolkata!

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Mi segundo día de turistoide en la ciudad.
Para empezar con buen pie y tomar fuerzas, empezamos con un café de verdad en el Barista (no está mal y tampoco su chocolate caliente, en comparación con lo que te encuentras por aquí, claro...aaaaay, ¡¡echo de menos mi cafetera italiana!!!) y un paseo hasta el Victoria Memorial.

De camino nos encontramos con más manifestaciones en contra de la venta de las tierras. Resulta muy extraño ver tanta gente vestida de blanco portando banderas con la hoz y el martillo. Resulta que el Partido Comunista es históricamente uno de los más votados en Calcuta aunque ahora mismo se encuentran haciendo la oposición al gobierno nacional.



La multitud se va congregando en la explanada que está justo detrás del parque en el que paseamos, el Elliot Park, un pequeño remanso de verdor y limpieza en mitad del caos de la ciudad y por un momento me siento como en aquella película: El imperio del sol, en la que el chaval inglés jugaba con una cometa mientras a su alrededor se estaba desmoronando un país entero. Es una sensación extraña estar rodeado de tanto movimiento cuando no entiendes ni porqué protestan, ni contra quién, ni de qué va la historia; en España sabes más o menos a qué atenerte en cuanto ves los símbolos que porta cada uno pero aquí...y encima rollo comunista que casi te suena a libro de historia, te pilla bastante descolocado.

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Afortunadamente en este caso la cosa no era tan exagerada y sólo se trataba de una manifestación pacífica, multitudinaria pero pacífica, eso si no contamos como lucha con arma bacteriológica el hedor que iba dejando la muchedumbre a su paso, ya que los meones que aliviaban sus necesidades se contaban por docenas a ambos lados del gentío.

El día parecía que iba a ser tranquilo, pero todo lo contrario. ¿No íbamos de turistoides?, pues como un guiri tontorrón me dejé robar la cartera y el pasaporte al acercarme al grupo de gente que hacía cola para entrar en el Victoria Memorial. Nada más salir de la cola tuve la intuición de que la había cagado y efectivamente, al palparme el bolsillo (cerrado con tres botones y superseguro) descubrí que el pasaporte y la cartera habían volado. ¡Arghhhhhh!.

La culpa fué mía en parte, justo ese día jubilé los pantalones (ésos de los bolsillos con tres botones superseguros) porque tenían una raja enorme en la entrepierna y ya era completamente impresentable ir así por la calle (vamos, que ni los indios iban así) y al ponerme los nuevos, no me dí cuenta de que los bolsillos se cerraban con puto velcro en vez de con tres botones. Un blanquito se mete entre el gentío indio con un cartel que dice "róbame". Al grano, que me he tirado tres semanas viviendo en la India sin pasaporte ni documento identificativo oficial alguno.
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sábado, 2 de diciembre de 2006

El otro lado de Calcuta

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La noche la terminamos descubriendo un lado que hasta ahora no conocía de Calcuta: la parte nocturna. Un aspecto muy importante a explorar siempre que pretendes descubrir una cultura extranjera.

Yo siempre digo lo mismo, para conocer un país extranjero hay ciertos baremos: museos y edificios pintorescos significativos: bien; callejas y rincones escondidos que no tanta gente conoce donde hay un ambiente único (o dónde a una determinada hora del día hay una luz especial que los hace inolvidables, o que condensan en una sóla imagen toda la esencia de la ciudad): muy bien; restaurantes-tabernillas-garitos dónde te preparen las especialidades del país y puedas volverte loco del gusto (se nota lo que disfruto comiendo): muy muy bien; para redondear sólo falta conocer por dónde salir por las noches e integrarse, aunque sea simbólicamente, con la gente del lugar, ya sea yendo de conciertos o a beber unas cervezas.

Sitios turistoides oficiales ya me he pateado unos cuantos. De callejones y rincones irrepetibles está la ciudad llena. La gastronomía india también la voy descubriendo aunque de momento con miedo y poco a poco, no por el picante, que a mí me encanta, sino por miedo a pedir algo en el sitio equivocado, que aquí es muy complicado hacerte una idea de las cocinas del chiringuito (excepto en el Jojo´s que es tan evidente que está lleno de cucarachas que está todo el día vacío). Así que me quedaba disfrutar de la parte nocturna.



Para unas birrillas tranquilas, de tertulieta con los amigos un sitio estupendo es la terraza del Hotel Fairlawn. Un oasis en mitad de Sudder Street rodeado de vegetación que te aisla al momento del caos de la calle. En este hotel se rodaron algunas escenas de la película "La ciudad de la alegría". Aunque el servicio es nefasto y todo el mundo jura que no vuelve porque no soporta a los camareros, al final siempre se regreasa porque tampoco hay muchos sitios chulos en los que elegir. Ojito que cierra pronto, a eso de las 22.30 echan la verja.

En la entrada del Park Hotel (300 euros la noche) hay un bar en el que todas las noches hay conciertillos en directo: buen ambiente, rollo bar de malasaña pero con gente de clase media-alta (indios se un nivel y casta que hasta ahora no me había encontrado) y si exploras un poco más y subes al piso de arriba te encuentras un bar, el Aqua..., uff, esto es difícil, ¿como describirlo?, era algo así como chill-superfashion-pijo-divino-de-la-muerte, con piscina, tumbonas, columpios y un ambiente superfashion de clase alta-altísima-qué-guay-eres-no-tú-más que te deja loco.

Contraste absoluto con la realidad urbana de esa Calcuta que está a sólo unos centenares de metros de distancia. Vamos, el típico bar en el que jamás me dejarían entrar si estuviera en España. Divertido si vas a reirte del ambiente y de las poses.

Nosotros lo pasamos bien porque pillamos sillones y nos apalancamos a charlar. La música no te dejaba escuchar más que a la persona que tienes al lado y yo encantado porque así tenía la oportunidad de cotillear un poco más sobre los motivos que llevan a una menorquina (por ejemplo) a escaparse unos meses a Calcuta.

Volver a las cuatro de la mañana por las calles completamente desiertas de la ciudad es toda una experiencia. Normalmente tardarías diez minutos en atravesar la calle y ahora vas por la mitad de la carretera charlando.

La vuelta a la realidad es inmediata y desoladora: en quince minutos de trayecto ves al menos un par de docenas de personas durmiendo por las calles arropados con una mísera manta.
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Fiesta en New Light

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La tarde de ayer fue una deliciosa locura. Creo que yo disfruté casi tanto como los críos; estaban todos muy emocionados por todo lo que se montaba a su alrededor pero igual de revoltosos que siempre.



Siento mucho que los vídeos esté tan oscuros pero era de noche y creo que la cámara (está grabado con una cámara de fotos) no da para más. En el centro de todo el jaleo se ve a Urmi cortando la tarta de los más pequeños y al final del vídeo cortito está Helen (una voluntaria estadounidense) saludando con una niña cuyo nombre me resulta imposible recordar.



Nada más llegar se me ocurrió hincharle un globo a una niña y cuando me dí cuenta ya había no menos de veinte niños pidiendo su propio globo, y la cosa no era fácil porque eran de esos globos alargados que usan los mimos para hacer figuritas y no se pueden hinchar soplando (al menos yo no pude) y tuve que usar un inflador y entre que había muchos globos pasados y que la boquilla del inflador era demasiado grande se rompían la mitad...

No menos de una hora me pasé peleando con los globos y los chavales (que por supuesto se negaban a hacer una fila ordenada y hacían piña sobre tí).



En la marquesina de fotos aperece Lara (mi jaenera favorita) llevando en brazos a Rayi, Berta ayudándome a poner orden en mitad del barullo que se organizó con lo de los globos, una de mis fotos favoritas con Yoya (¿quién no se la llevaría a casa?), un plano general de la fiesta y un primer plano de Sonja, en el que simula ser un monstruo gigante que se come de un bocado un dinosaurio de juguete que le había tocado en la piñata.
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viernes, 1 de diciembre de 2006

Happy birthday to New Light

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Hoy es el sexto aniversario de New Light. Y para celebrarlo se había preparado una fiesta para los niños (con piñatas hechas a mano) a la que también vendrían las madres.

A todo el mundo le hacía mucha ilusión pero se ha tenido que posponer para mañana porque para hoy se ha convocado huelga general en todo el país. Por lo visto el gobierno indio quiere vender ciertas tierras a una compañía privada argumentando que no dan suficientes beneficios porque sólo se recoge una cosecha al año. Pero los granjeros dicen que son tres las cosechas anuales e imagino que estarán asustados acerca del futuro de sus puestos de trabajo si al final se venden las tierras. Así que hoy está todo completamente cerrado (en teoría), aunque de Sudder Street permanecen abiertos los restaurantes de siempre y el cibercafé, supongo que somos tantos guiris por aquí que prefieren no cerrar, no les saldría rentable.

Kolkata es una ciudad distinta hoy, casi apacible, se nota muchísimo la huelga: no hay millones de coches tocando el claxon a la vez, no tienes que estar pendiente continuamente para que no te atropellen, esquivando motos y rickshaws en medio del humos de sus tubos de escape...hoy me apetece mucho echarme a andar por las calles vacías, pero Urmi nos comentó que podía ser peligroso por las manifestaciones. En principio no deberían ser violentas, pero ya se sabe lo que ocurre cuando se junta mucha gente, a veces el pensamiento colectivo crea situaciones complicadas. Además, también se teme una posible reacción violenta del gobierno frente a las manifestaciones de la oposición, el C.I.T.U. que es un partido comunista de enorme calado con muchísimos afiliados de los sectores menos favorecidos.

Para echarle más leña al fuego, Calcuta ha sido tradicionalmente feudo de los comunistas, así que aunque en el gobierno mande otro, en esta ciudad es el C.I.T.U. los que más poder tienen. Resultamente tremendamente chocante ver gente ondeando las banderas rojas de las cruz y el martillo, te transpora instantáneamente a otros tiempos y otros lugares.

Yo por mi parte aprovecho para enclaustrame en mi cibercafé favorito y poner en al día el blog.

Es impresionante lo rápido que pasa el tiempo aquí, normalmente apenas me da tiempo a escribir porque siempre estoy liado con alguna otra cosa. Es frecuente que salga por la mañana de mi habitación, sólo, sin otro plan que desayunar y que no vuelva hasta la hora de dormir, ¡una locura!.

A media tarde Arnaud, el hermano de Urmi, nos confirmó que era seguro salir a la calle, así que me fuí para New Light, que hoy seguro que había menos voluntarios y nos estarían echando de menos. La terraza por fin está terminada, ya no tenemos que seguir apiñándonos todos dentro de las oficinas, en la terraza hay sitio de sobra para que los chavales jueguen y corran. Hoy un fué un día tranquilito, estuvimos dibujando y tuve que esconderles los sacapuntas, porque aunque tienen miles de lápiceros de colores lo que más les gusta es afilar los lápices (aunque sean los plastidecor de toda la vida que no es necesario afilar) pero claro, colores hay para todos pero sacapuntas no. Y en cuanto te despistas hay peleas para conseguirlos.

Hoy estaban los chavales muy tranquilos, me puse a pintar con unos cuantos (hay verdaderos artistas) pero afortunadamente la mayoría se quedaron en el otro extremo de la terraza, así que sólo tuve que ocuparme de unos diez niños a la vez. Les estoy cogiendo mucho cariño, muchos se acuerdan ya de mi nombre y además hoy Sonja hizo un dibujo en el que salía yo (se me reconoce perfectamente: la barba, las gafas, el pelo largo...jajajaja).

Para celebrar que se cumplía el sexto aniversario, se juntaron todos los chavales, grandes y pequeños para cantar el cumpleaños feliz; os lo he grabado en vídeo para que podáis haceros una idea del ambiente de New Light y la cantidad de críos que tienen por aquí: